Nos encontramos con una historia de amor imposible, en la que el protagonista sucumbe a la infidelidad cegado por las nuevas sensaciones, terminando por estar atenazado por amar a dos personas por igual pero de distinta manera. El autor es una de las grandes expresiones de los best sellers de los años 50, coincidiendo con la época dorada hollywoodense del género, llevándose varias de sus novelas al cine. Para la playa o para pasar el rato sin pensar mucho.Ĭomo toda buena novela negra comienza con un trágico final para devolver la línea de tiempo al inicio de los acontecimientos. Solo es necesario mencionar que a Lauren, el personaje sensato, no le gustan las lesbianas ni los negros, eso son perversiones de Janette y sus amigos.
Del tratamiento de la sexualidad o de temas raciales, ni hablemos, porque el libro excede lo políticamente correcto y entra en el terreno de la pura comedia. Los cabos de la trama se atan al final un poco guarramente y el esperado enfrentamiento entre hermanas no se produce porque siempre hay algún señor por el medio cuyos problemas son más importantes. Lauren es maja porque no está chiflada como el resto y solo quiere ir a la playa a hacer surf, pero no terminas de creerte que tenga una salud mental de hierro después de pasar por una fase en la que necesita cinco rayas y ocho metanfetaminas al día. El negocio, en este caso, es el emporio de la moda.Įl problema es que, por mucho que intente hablar de las perversiones de Janette, no termina de hablar de los PROBLEMAS de Janette o de su ansia de poder, y cuando hay un conflicto terminas viéndolo a través de uno de los personajes masculinos. Según me han contado, Harold Robbins emplea una fórmula muy parecida para todos sus libros: señor que acumula en sus manos mucho poder y dinero de una gran corporación, cosa que le proporciona gran atractivo con las mujeres (vamos, que folla mucho).Įn este, supongo que por el propio agotamiento de la fórmula, Robbins intenta incidir más en el lado femenino (con Janette, su madre y su hermana de "protagonistas" de la novela) y en las partes escabrosas (sexo, drogas, perversiones sexuales, ¡lesbianismo e interracialidad!). Hombre, tampoco es que que sea malo de llorar, al menos me ha entretenido. Sí, no se puede decir que "Adiós, Janette" sea muy bueno. Este es un libro que me dejó mi pareja con la frase: "Es uno de los libros malos que me gustan".
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